sábado, 31 de agosto de 2024

Estefanía Cabello. Sofía de Mello

Nunca te conocí, pero converso
bien contigo. Me acercan
a ti los nombres y la gracia
de las muchachas griegas.
   
Estípite del poema,
son regios tus principios
pues tienes el corazón, 
bello y olvidado,
de una brevísima koré antigua.
   
Afán de niña eterna,
concédeme acompañarte en tu viaje hacia las Cícladas.
   
Y ya que no tememos cóleras de ningún semidiós,
sonriamos juntas
desde fuera del tiempo.



De "Muchacha con mirlo en las manos"
 

viernes, 30 de agosto de 2024

Pino Betancor. Que nadie venga

Que nadie venga a mi lado.
En el polvo del camino
quedó mi amor malherido 
mi dolor enamorado.
   
Quedó la luz en la sombra,
la rosa en el agua muerta
y en el verdor de la huerta
sin voz se quedó la alondra.
   
Que nadie venga a mi lado.
En los pinares sombríos 
se escucha el llanto del río
sobre las piedras alzado.
   
Quedó en el color del cielo
el oro de la labranza
y una furiosa avalancha
de pájaros en desvelo. 
   
Que nadie venga a mi lado,
que tengo presa en mi boca
la flor amarilla y loca
del dolor enamorado.



De "Cristal"
En "Sombra de rebeldía"
   

jueves, 29 de agosto de 2024

Emilia Pardo Bazán. Jaime

I

Fruto de mis entrañas el primero,
después de que el ser te di por mi fortuna,
se liquidó mi corazón entero
en lágrimas de amor sobre tu cuna.
De aquel amor al plácido rocío 
sentí de nuevo florecer el alma;
así las ondas de ignorado río 
hacen que brote la africana palma.
Y como la bandada de las aves
canta otra vez del sol con la presencia,
despertó tu mirar cantos suaves;
los perfumó la flor de tu inocencia.



En "Las frases frágiles"


miércoles, 28 de agosto de 2024

Lauren Mendinueta. Rutina de despertar

Para Edouard Rambourg

Despertamos y el ritual comienza.
   Otro día sin sol.
Me pides que vuelva a cerrar la cortina.
No soportas el color sol-sombra que entra al cuarto.
Más tarde, junto a las macetas,
un rayo atraviesa los pétalos de la margarita.
   Será real?
Vemos el sol de hoy o un resplandor de otros años?



De "Vivir tan adentro"



martes, 27 de agosto de 2024

Ana Istarú. He decidido

   He decidido inundar las calles
con tu nombre como consigna.
   He de aprender de memoria 
que hoy es viernes
y siempre será un viernes lluvioso
en el cabello sumiso de las sombrillas.
   He decidido ser tu traje
llenando de fosforescencias verdes
todas las esquinas.
   He creído en el sabor azul del aire,
que me flota entre los pulmones
como una catástrofe 
de moléculas extrañas,
descargándome rasguños 
de tu olor 
entre la carne.
   He decidido correr
a alas abiertas por la avenida
con tu nombre fuera de los dientes,
con una camisa blanca y larga,
y única 
y primera,
hasta dejar el eco de mis pies
rodando por el pavimento.
   He decidido ser tu paloma loca
y mojada
incendiando la ciudad esta tarde.



De "Poemas para un día cualquiera"
En "La Estación de Fiebre y otros amaneceres"

lunes, 26 de agosto de 2024

Concha Lagos. Te digo y digo a Ti

Sucede que es dogal la mucha pena,
el tanto tropezar, el tanto abismo,
el no saber dónde termina el túnel.
   
A ciegas, vagabundos del misterio
por la ruta de un ida sin retorno,
al hueco de la ausencia y del olvido.
   
El ritmo de las alas en la brisa,
suena a la lenta agonía, a desencanto,
a soledad de abismo, a cauce seco.
   
Te digo y digo a Ti que no es tan fácil 
andarse por los rumbos de un espacio
sin torres ni atalayas para el grito.
   
Quise aprender del agua de tu cauce 
y navegar cantando la ribera,
mas cuando todo es nube se maldice
y a manotadas vamos con la sombra.



De "Teoría de la inseguridad"

domingo, 25 de agosto de 2024

Claribel Alegría. Hoy es noche de sombras

Hoy es noche de sombras
de recuerdos-espada
la soledad me tumba.
Nadie que aguarde mi llegada
con un beso
y un ron
y mil preguntas.
La soledad retumba.
Quiere estallar de rabia
el corazón 
pero le brotan alas.



De "Saudade"


sábado, 24 de agosto de 2024

Sor María de San José. Redondillas (Fragmento)

Exhortando a las carmelitas descalzas a conservar las constituciones de Santa Teresa.

Ay, ay, Carmelo dichoso,
guárdate, que anda la raposa
solícita y cuidadosa
por quitarte tu reposo!
Está con el ojo alerta,
puesto siempre en centinela, 
y llama para esta vela
a tu Teresa y Alberto.
No fíes en esperanzas 
ni promesas aparentes,
nota bien inconvenientes 
y previene las mudanzas.
No te engañen con decir
de otras nuevas perfecciones;
huye de las invenciones,
que te quieren destruir.
Bien vas, bien vas, no te mudes,
pues tiene larga experiencia;
resiste con vehemencia, 
de lo demás no te cures.
Ay, ay, otra vez te digo,
y mil decirlo querría, 
y aún de grado moriría 
y desde luego me obligo!
A trueque de servirte,
dulce monte y patria buena,
venga sobre mí la pena,
que no quiero más vivir.
(...)



En "Poéticas. Antología de mujeres del siglo XVI"


viernes, 23 de agosto de 2024

Dolores Catarineu. 17

17

Por tu inmensidad, 
el pensamiento
entreabre horizontes
luminosos
y canta la dulzura 
enajenada.

He tenido el recuerdo, 
como en aquel momento
en que borraba el mar
tu hermosura morena. 

Salpicado de espuma
está el camino, 
que trazaron tus pies sobre la arena. 

Y el grito de los pájaros
marinos rasgó la calma
de aquella tarde pura, 
que sin soñar, soñé
tus ojos en la bruma. 



De "Siempre"
En "Ausencia"


jueves, 22 de agosto de 2024

Pilar Romero Burgos. Concierto

Al dulcísimo sonido de la flauta
Las hojas amarillas se entregan
a la brisa y vuelan embriagadas 
hasta el río. 
Entra el piano
y esforzados pichones 
intentan sus primeros vuelos.
Las cuerdas, al unísono, 
rememoran sollozos de ballenas.
La percusión evoca tormentas de verano
vertidas desde cielos plomizos.
La batuta de pronto, 
se cierne desde lo alto
como un rayo mortífero 
y se hace el silencio sobre ecos y murmullos.



De "Estancias prohibidas"


miércoles, 21 de agosto de 2024

Ani Galván. un ritual de Samaín

en noches como esta querría que entendieras
la importancia de las tradiciones
tú y yo un día seremos tan leves 
como estos visillos que despliegan
sus débiles flancos al sino nocturno
y ese día, ya separados por la perpetuidad, 
el cirio de nuestros descendientes
conjurará en su fulgor nuestro reencuentro

incumplir este ritual podría abandonarnos en la morgue
para volver a verte, yo confío
en quienes vendrán: por eso te pido
que también nosotros seamos generosos
enciende con mi fe esta llama
y ofrécerla a los muertos que esperan



De "Educación de una cortesana"


martes, 20 de agosto de 2024

Yolanda Pantin. Invierno

Todo es lejos en el frío. La llovizna
   
pasada la tormenta
que hizo
temblar las ventanas
   
y adentro,
   
como el niño
que ha llorado sin consuelo,

un querer decir.



De "Lo que hace el tiempo"
    

lunes, 19 de agosto de 2024

Winett de Rokha. Rosa de fuego

En que jardín de luz está sembrada tu memoria?
El corazón de las masas es tu nombre,
en la tierra donde florece tu flor roja,
la copa de salud social en donde abrevan heroicas multitudes.
Desde qué regiones hablarte al oído?
Rosa Luxemburgo
mujer pasión, enamorada de la especie humana,
madre de madres, mártir,
hembra pura, lámpara perenne, margarita de diamante, corola libre del espacio,
rosa de fuego,
alegría de los proletarios escarnecidos.

La inteligencia del corazón guiaba tus pasos,
y la revolución alumbraba,
como un sol rojo, tu camino.

Niña paloma,
capullo de cerebro, flor obrera,
en que país de canción te soñaron?
conductora y compañera,
la más auténtica amiga de colegio,
cómo te destrozaron la joya del vientre,
los pies recios y finos de trabajadora y hermana,
la cabeza alta, más alta
que el hambre de sangre de tus asesinos,
de los que segaron tu cuello
como quien corta un lirio, con el hacha de los verdugos.

Rosa de fuego,
te llenaste de hijos del alma en la lucha de clases,
valiente y preciosa luz de mi sexo.
   


De "Fotografía en oscuro"

sábado, 17 de agosto de 2024

Violeta Parra. Gracias a la vida

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado,
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios,
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano,
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto
y el canto de ustedes que es el mismo canto,
y el canto de todos, que es mi propio canto.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.



En "Violeta del pueblo"


viernes, 16 de agosto de 2024

Violante do Ceo. A la muerte de D. Bernarda Ferreira de Lacerda

Depuso lo mortal, buscó dichosa
esfera superior con veloz paso
la Musa, que imperando en el Parnaso, 
música investigó más sonorosa. 
   
Por ser, si bien humana, excelsa Diosa,
tanto extrañó su Sol terrestre ocaso,
que dejando las aguas del Pegaso, 
al Cielo renació portentosa.
   
Las Musas, que con dulce melodía 
lloran de tanto bien la eterna ausencia,
transformen la tristeza en alegría.
   
Que Bernarda, deidad de la elocuencia,
si Musa suspendió con su armonía,
estrella obligará con su influencia.



En la antología "El canto de la décima Musa.
Poesías del Renacimiento y el Barroco"
    

jueves, 15 de agosto de 2024

Teresa Wilms. XXXVI

Cautelosamente,  con  pasos  herméticos,  bajó  al subte-
rráneo.
Allí plegó sus velos de  bailarina india, allí  hundió su
cabeza  en los  brazos,  largamente extendida en las  lo-
sas su perfumada cabellera y soño.
Las  estrellas  lloran  porque no pueden  bajar a la cue-
va, las estrellas creen que su reina sufre e inquietas se
guiñan el ojo.



De "Anuarí"

miércoles, 14 de agosto de 2024

Sor Juana Inés de la Cruz. Finjamos que soy feliz...

Finjamos que soy feliz,
triste pensamiento, un rato;
quizá podréis persuadirme,
aunque yo sé lo contrario,

que pues sólo en la aprehensión
dicen que estriban los daños,
si os imagináis dichoso
no seréis tan desdichado.

Sírvame el entendimiento
alguna vez de descanso,
y no siempre esté el ingenio
con el provecho encontrado.

Todo el mundo es opiniones
de pareceres tan varios,
que lo que el uno que es negro
el otro prueba que es blanco.

A unos sirve de atractivo
lo que otro concibe enfado;
y lo que éste por alivio,
aquél tiene por trabajo.

El que está triste, censura
al alegre de liviano;
y el que esta alegre se burla
de ver al triste penando.

Los dos filósofos griegos
bien esta verdad probaron:
pues lo que en el uno risa,
causaba en el otro llanto.

Célebre su oposición
ha sido por siglos tantos,
sin que cuál acertó, esté
hasta agora averiguado.

Antes, en sus dos banderas
el mundo todo alistado,
conforme el humor le dicta,
sigue cada cual el bando.

Uno dice que de risa
sólo es digno el mundo vario;
y otro, que sus infortunios
son sólo para llorados.

Para todo se halla prueba
y razón en qué fundarlo;
y no hay razón para nada,
de haber razón para tanto.

Todos son iguales jueces;
y siendo iguales y varios,
no hay quien pueda decidir
cuál es lo más acertado.

Pues, si no hay quien lo sentencie,
¿por qué pensáis, vos, errado,
que os cometió Dios a vos
la decisión de los casos?

O ¿por qué, contra vos mismo,
severamente inhumano,
entre lo amargo y lo dulce,
queréis elegir lo amargo?

Si es mío mi entendimiento,
¿por qué siempre he de encontrarlo
tan torpe para el alivio,
tan agudo para el daño?

El discurso es un acero
que sirve para ambos cabos:
de dar muerte, por la punta,
por el pomo, de resguardo.

Si vos, sabiendo el peligro
queréis por la punta usarlo,
¿qué culpa tiene el acero
del mal uso de la mano?

No es saber, saber hacer
discursos sutiles, vanos;
que el saber consiste sólo
en elegir lo más sano.

Especular las desdichas
y examinar los presagios,
sólo sirve de que el mal
crezca con anticiparlo.

En los trabajos futuros,
la atención, sutilizando,
más formidable que el riesgo
suele fingir el amago.

Qué feliz es la ignorancia
del que, indoctamente sabio,
halla de lo que padece,
en lo que ignora, sagrado!

No siempre suben seguros
vuelos del ingenio osados,
que buscan trono en el fuego
y hallan sepulcro en el llanto.

También es vicio el saber,
que si no se va atajando,
cuando menos se conoce
es más nocivo el estrago;

y si el vuelo no le abaten,
en sutilezas cebado,
por cuidar de lo curioso
olvida lo necesario.

Si culta mano no impide
crecer al árbol copado,
quita la sustancia al fruto
la locura de los ramos.

Si andar a nave ligera
no estorba lastre pesado,
sirve el vuelo de que sea
el precipicio más alto.

En amenidad inútil,
¿qué importa al florido campo,
si no halla fruto el otoño,
que ostente flores el mayo?

¿De qué sirve al ingenio
el producir muchos partos,
si a la multitud se sigue
el malogro de abortarlos?

Y a esta desdicha por fuerza
ha de seguirse el fracaso
de quedar el que produce,
si no muerto, lastimado.

El ingenio es como el fuego,
que, con la materia ingrato,
tanto la consume más
cuando él se ostenta más claro.

Es de su propio Señor
tan rebelado vasallo,
que convierte en sus ofensas
las armas de su resguardo.

Este pésimo ejercicio,
este duro afán pesado,
a los ojos de los hombres
dio Dios para ejercitarlos.

¿Qué loca ambición nos lleva
de nosotros olvidados?
Si es para vivir tan poco,
¿de qué sirve saber tanto?

¡Oh, si como hay de saber,
hubiera algún seminario
o escuela donde a ignorar
se enseñaran los trabajos!

¡Qué felizmente viviera
el que, flojamente cauto,
burlara las amenazas
del influjo de los astros!

Aprendamos a ignorar,
pensamiento, pues hallamos
que cuanto añado al discurso,
tanto le usurpo a los años.



martes, 13 de agosto de 2024

Silvina Ocampo. La dicha

De un momento de dicha recordamos
después los más efímeros detalles:
un olor a fogatas en las calles,
los árboles, la luz, los pobres ramos,
las palabras grabadas en un barco,
el sabor de una fruta, dulcemente,
el rumor de una música inocente,
en el barro un jazmín que ya no es blanco.
Ah, por qué recordamos tanta cosa
con nitidez palpable y nos perdemos
ineludiblemente si queremos
llegar a la felicidad! Sinuosa,
recondita, de un modo deshonesto,
como una maga hechiza con sus ojos
la felicidad cruel esos despojos
que el tiempo en la memoria nos ha impuesto,
ocultando en los pliegues de su manto
las almas y los rostros, los abrazos,
la esencia, la dulzura de los lazos,
todo lo que pedimos en su encanto.



De la "Antología esencial"


lunes, 12 de agosto de 2024

Serafina Núñez. Madrigal de Dulce María Loynaz

   "... Quién toca el arpa de la lluvia?"
       Dulce María Loynaz

Miro la luz dejar sobre tu frente
un cansancio de garzas y de nubes
que enciende dulcemente tu sonrisa
-fugaz, jazmín, presencia de la nieve.
Tú, espuma o flor, no sé,
abrigada en un sueño de nenúfares,
vas por el agua,
por el aire vas,
ausente en tenue melodía.
Qué pues?
Qué te nombra?
Quién el arpa de la lluvia toca?
Quién el deleite inventa para ti?



De "Moradas para la vida"
En "Tierra de secreta transparencia"


domingo, 11 de agosto de 2024

Sara Torres. Entraste en la mar...

ENTRASTE EN LA MAR
una vez   una vez   otra
estabas muy triste tú 
muy triste tú   contigo



De "El ritual del baño"

sábado, 10 de agosto de 2024

Sara Herrera Peralta. Despedida

Ven, ya no tengo miedo,
he limpiado mi cuerpo de todos los peligros.
Para despedirnos, cerremos los ojos,
paremos el ritmo de los días,
impidamos que llegue el año nuevo.



De "Documentum"
    

viernes, 9 de agosto de 2024

Rosario Castellanos. La nostalgia

Si te digo que fui feliz, no es cierto.

No creas lo que yo creo cuando me engaño.

El recuerdo embellece lo que toca:
te quita la jaqueca que tuviste,
el sopor de la siesta lo transfigura en éxtasis
y, en cuanto a ese zapato que apretaba
tanto que te impidió bailar el primer baile,
no hubo zapato. Mira: estás descalza, danzas
eternamente ingrávida en el círculo
cerrado de un abrazo.

Danzas sin esa doble barbilla de tu gula,
sin esa arruga artera
que está acechando alrededor de tu ojo.



De "En la tierra de en medio"
En "Juegos de inteligencia"

  

jueves, 8 de agosto de 2024

Gloria Fuertes. En mi ventana

Ya se ha hecho el milagro de la noche,
siete estrellas perdidas en el cielo, 
siete penas tendidas en mi alma
bajo el sol sin herir de tu recuerdo. 
   
Ya murió la agonía de la tarde;
fue domingo y Mayo fue muy bueno. 
Siete estrellas se encuentran con la luna
y dos nombres en mi pensamiento. 
   
De repente los pájaros no existen, 
-y viven porque sueñan que son buenos-.
Y las flores me cantan su perfume, 
mi jardín huele a lilas y a romero. 
   
Bien entiende mi celda de suspiros, 
y mis cuartillas saben que son versos. 
Y yo sé de deseos imposibles 
y de lágrimas sabe mi pañuelo. 
   
Ya se ha hecho el milagro de mi pena!
Yo que curo tristezas hoy enfermo. 
Caricias yo quisiera ir a llevarle
y al nacer se me mueren en los dedos. 


En "Lo que pasa es que te quiero. Poemas de amor (y desamor)"

miércoles, 7 de agosto de 2024

Rosalía de Castro. Al oir las canciones...

¿Qué pasa a mi alrededor?
¿Qué me pasa que no sé?
Tengo miedo de una cosa
que vive y que no se ve.
Tengo miedo a la desgracia traidora
que viene y nunca se sabe de donde viene.

De "Follas novas"
Al oír las canciones
que en otro tiempo oía,
del fondo en donde duermen mis pasiones
el sueño de la nada,
pienso que se alza irónica y sombría,
la imagen ya enterrada
de mis blancas y hermosas ilusiones,
para decirme: —¡Necia!, lo que es ido
¡no vuelve!; lo pasado se ha perdido
como en la noche va a perderse el día,
ni hay para la vejez resurrecciones...
¡Por Dios, no me cantéis esas canciones
que en otro tiempo oía!



De "A orillas del Sar"

martes, 6 de agosto de 2024

Rosa Chacel. Epístola a Norah Borges

      Del arte. Río de Janeiro, 1941

Hacia ti, queridísima, mis brazos
como tú los pintaste, se dilatan,
como dos blancas ramas que, del tronco,
se alargan contra el viento del olvido.
Mis manos van a tus delgadas manos
que ignoran el carnal, curvo abandono,
que atraviesan la vida y sus anhelos
con la pura dureza de las alas.
Voy a buscarte para que escapemos
a nuestro mundo o elemento amigo,
sueltan nuestra melena y nuestras colas
surcando los albures de la espuma.
Mientras los otros van contra las piedras 
a mellarse las uñas y se frotan
los ojos con trabajo, en su trabajo
de menudas hormigas roedoras, 
eternamente vírgenes, ligeras;
enlazadas del talle, cruzaremos
océanos de sueños y canciones, 
como el invierno aquel te acuerdas? Daba
tu cuarto triste la pequeña calle
cuando tu blanco seno aparecía
iluminando con su luz sagrada:
tú apenas comprendías el milagro,
pero tu sangre abría un cauce nuevo.
Y así, eras toda tú, tal como un vaso
que de infantil esencia rebosase,
la que tu cuerpo dio como prodigio,
la que a tu lápiz lleva de la mano, 
la que en tu voz pequeña juguetea:
condena celestial, que te señala.



(De Versos prohibidos, 1978)


En la antología "Poesía soy yo"

lunes, 5 de agosto de 2024

Pita Amor. A lo lejos, a lo lejos...

A lo lejos, a lo lejos,
la muerte esperando está;
muy de cerca, muy de cerca,
el amor no llegará.



De "Otro libro de amor"

domingo, 4 de agosto de 2024

Pino Ojeda. Los sueños nos llegan gozosos...

Los sueños nos llegan gozosos,
nos colman, crecen
sin inmediata realidad.
Como si quisieran desposeernos
de la existencia
para ser más de su dominio.

Ellos reciben su nombre del viento.
Cómo él nos roza
nos pule el alma hasta dejarla simple.
Van separando lo más árido
lo que hiere hacia fuera,
la dura costra que defiende
su contorno purisimo,
las hojas sin sangre,
las que ya han colmado su tiempo:
doradas hojas que verdearon
un día bajo el cielo renacido.
Y también huyen,
sin mirar atrás y sin pena
por lo que de ellos va muriendo.



De "El alba en la espalda"

sábado, 3 de agosto de 2024

Pilar Paz Pasamar. Despedida

Una nostalgia tonta se revuelve
en mi pecho. Se van por la avenida
los amigos de hoy, con los que hablé,
levantando sus brazos. Despedidas
   
de todos los instantes. Yo me siento
más empequeñecida;
me cansa ya mirar
las cosas de su huida...
   
Un pájaro invisible se sostiene
en la dulce y sencilla
rama de cualquier árbol. Suenan lejos
la noria y las esquilas. 
Las voces van llegándome 
cada vez más perdidas.
   
Adiós, adiós! (Los árboles
son niños que en la fila
rutinaria del tiempo se mantienen
bajo el mirar de Dios en disciplina).
   
Adiós... Apenas oigo;
la tarde ya declina.
   
Despedidas del mundo, de un instante.
Eternas despedidas!



De "Mara"

viernes, 2 de agosto de 2024

Piedad Bonnett. Lo real

nunca
preguntes por la historia real
Margaret Atwood

Nunca preguntes por la historia real.

La realidad, ya sabes, está siempre
más allá de los hechos,
más acá de la sombra que crece en las palabras.
Es como esos reflejos que cuando éramos niños
morían al nacer en nuestras manos
dejándonos burlados.

Por lo demás
una historia no es tal hasta que no se cuenta.
Si vivida fue trozos de tiempo que anudamos,
contada es rama seca
que sacamos del hielo cuajada de cristales.

No preguntes
por la historia real:
nunca ha  tenido  voz el dios que la conoce.



De "Los habitados"

jueves, 1 de agosto de 2024

Olga Orozco. Un rostro en el otoño

La mujer del otoño llegaba a mi ventana
sumergiendo su rostro entre las vides,
reclinando sus hombros, sus vegetales hombros, en las nieblas,
buscando inútilmente su pecho resignado a nacer y morir entre dos sueños.

Desde un lejano cielo la aguardaban las lluvias,
aquellas que golpeaban duramente su dulce piel labrada por el duelo de una vieja estación,
sus ojos que nacían desde el llanto
o su pálida boca perdida para siempre, como en una plegaria que inconmovibles dioses acallaran.

Luego estaban los vientos adormeciendo el mundo entre sus manos,
repitiendo en sus mustios cabellos enlazados
la inacabable endecha de las hojas que caen;
y allá, bajo las frías coronas del invierno,
el cálido refugio de la tierra para su soledad, semejante a un presagio,
retornada a su estela como un ala.

Oh, vosotros, los inclementes ángeles del tiempo,
los que habitáis aún la lejanía
-ese olvido demasiado rebelde-;
vosotros, que lleváis a la sombra,
a sus marchitos ídolos, eternos todavía,
mi corazón hostil, abandonado;
no me podréis quitar esta pequeña vida entre dos sueños,
este cuerpo de lianas y de hojas que cae blandamente,
que se muere hacia adentro, como mueren las hierbas.



De "Desde lejos"
En "Poesía completa"