Estaba mi corazón extasiado
frente a los olvidos,
y mis manos de sombra
se calentaban aún en los rescoldos de la luna.
Lava del siglo dominador del aire,
arrastraba pupilas y voces agazapadas.
Mi sensibilidad de laboratorio,
marcaba, como un reloj, la hora postrera,
en que todas las cosas vuelven a la infancia.
Sobre mi cara de alba estremecida,
la ecléctica de las últimas lágrimas...
De "Fotografía en oscuro"
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