miércoles, 31 de julio de 2024

Nuria Parés. VII

Cómo no estalla todo?
Cómo no se hunde todo?
Cómo transcurre todo
exactamente igual?
El sol sale y se pone
como siempre.
La gente, los vecinos,
los amigos trabajan,
huelgan, viven
como siempre.
Y yo, yo misma, yo
también como y me visto
y voy y vengo y vivo
como siempre.
Qué extraño mecanismo!
Qué perfecto! Qué exacto!
Qué repugnantemente inconmovible!
No es verdad que se muere de dolor.
La vida nos arrastra
a pesar del vacío de una muerte.



De "Colofón de luz"

martes, 30 de julio de 2024

Natalia Sosa. La Muerte

La Muerte
es una sombra gris,
que nadie advierte,
pero que va conmigo
a todas partes.
Dulcemente,
me dice algunas veces:
"Porque no mueras sola,
voy todas las mañanas a tu cama.
Tomo tu pulso débil
de muchacha sin nombre,
y quito de tu alma
infinidad de ansias.
Después...
después,
mejor que nadie,
tú sabes lo que hago:
te doy la mano,
te levanto,
y juntas emprendemos,
amargas,
la jornada".



De "Muchacha sin nombre y otros poemas"
En "No soy Natalia"

lunes, 29 de julio de 2024

Miriam Reyes. Primero se me hizo el mundo pequeño...

Primero se me hizo el mundo pequeño
luego yo
me hice tan pequeña como una ciruela
en algún lugar entre las paredes de mi estómago.
Tantas veces bajé buscando trastos viejos a este sótano
que me quedé dentro
lejos muy lejos de hombres y ventanas.
Aunque quisiera
ya no podría ver nada afuera.



De "Desalojos"

domingo, 28 de julio de 2024

Marina Romero. Entre mil gritos sordos

Entre mil gritos sordos
me escuché.
Tan sola dentro de mí,
que salí fuera a llorar
y no lloré.



En "Antología de poetas españolas.
De la generación del 27 al siglo XV"

sábado, 27 de julio de 2024

María Zambrano. Estoy demasiado rendida para escribir...

Estoy demasiado rendida para escribir, demasiado poseída. Solo podría hacer poesía,  pues la poesía es todo y en ella uno no tiene que escindirse. El pensar escinde a la persona; mientras el poeta es siempre uno. De ahí la angustia indecible, y de ahí la fuerza y la legitimidad de la poesía. 



De "Poemas"

viernes, 26 de julio de 2024

María Teresa Roca de Togores. A un abanico

Abanico encantado, en tus tenues colores,
vibra el arte supremo del pincel de Watteau,
en ti mueren las frases de los viejos amores
y las rimas ingenuas que tu gracia inspiró.

Tú naciste en un siglo de placer y de orgía,
y en la Corte famosa de un famoso Rey Luis,
escuchaste las risas de la amada de un día
como el triste suspiro de una reina infeliz.

Eres frívolo y frágil, como el alma liviana
de la grácil marquesa que te supo agitar;
oh, cómplice temible de la fiel cortesana,
qué de intrigas contaras si pudieras hablar!

Tú robaste a la noche sus matices de plata
y sus pálidos oros a las rosas de té;
en ti duermen los ecos de la vieja sonata
y las rítmicas notas del gentil minué,

Tú recuerdas la pompa de la Corte francesa,
y revives la historia del augusto Borbón
que salpicara el trono de su invicta grandeza
con el cieno del vicio de una insana pasión.

Y viviste entre aromas, entre seda y brocados,
entre burlas y besos, y palabras de amor;
y bebiste el aliento de labios perfumados,
y evaporaste gemas que cuajara el dolor.

Hay escrito en tu vida un retazo de historia,
de la historia de un siglo de inagotable afán;
que lo mismo cantaba del guerrero la gloria,
que admiraba las rimas del abate galán.

Instrumento engañoso de la trama de encajes,
encubridor de risas, de llanto y de traición,
en ti vibran las almas de añejos personajes,
en ti vive el recuerdo que amó la tradición.

Eres frívolo y frágil, como el alma liviana
de la grácil marquesa que te supo agitar.
Oh, cómplice temible de la fiel cortesana,
qué de intrigas contaras si pudieras hablar!

Hoy yace ya olvidada la escena campesina
de los tenues colores que el tiempo acarició;
que encerrado en la cárcel de moderna vitrina
duerme el arte supremo del alma de Watteau.



En la "Antología de poetas españolas.
De la generación del 27 al siglo XV"

jueves, 25 de julio de 2024

María Negroni. Cuando escampe en tu mundo y aparezcas...

Cuando escampe en tu mundo y aparezcas
de mi voz por entre lo esquivo
empeñado en lograr que deje atrás
el verso que te hago y que me hago
y me traigas temblando entre los dedos
como una mariposa capturada
para acabar en tibia cucharita
en medio de la siesta veraniega



De "Andanza"
    

miércoles, 24 de julio de 2024

María Mercedes Carranza. Métale cabeza

Cuando me paro a contemplar
su estado y miro su cara
sucia, pegochenta,
pienso, Palabra, que
ya es tiempo de que no pierda
más la que tanto ha perdido: Si
es cierto que alguien
dijo hágase
la Palabra y usted se hizo
mentirosa, puta, terca, es hora
de que se quite su maquillaje y
empiece a nombrar, no lo que es
de Dios ni lo que es
del César, sino lo que es nuestro
cada día. Hágase mortal
a cada paso, deje las rimas
y solfeos, gorgoritos y
gorjeos, melindres, embadurnes y
barnices y oiga atenta
esta canción: los pollitos dicen
píopíopío cuando tienen
hambre, cuando tienen frío.



De "Vainas y otros poemas"

martes, 23 de julio de 2024

María Luisa Múñoz de Buendía. Bosque sin salida

En este bosque sin salida,
que es mi vida
quién entró?
Como gusano en tierna fruta
entró el amor
y va royendo, hasta minarlo,
el corazón.
En este bosque sin salida,
que es mi vida,
quién entró?



En la antología "Peces en la tierra"


lunes, 22 de julio de 2024

María Cegarra. 38

Ya no hacen falta puertos. Que quiten las banderas de luz de los faros, y encierren los navíos. El mar ha estrechado su inmensidad, y sólo queda una angostura para que pase mi espíritu.



De "Cristales míos"

domingo, 21 de julio de 2024

María Beneyto. Día de la añoranza inútil

No sé si vienes
o te alejas más.
Beso tu ausencia,
me repito
repitiéndote,
tomando tus palabras
como mías,
copiando tu presencia,
inmiscuyendo víscera caliente
en esas huellas frías
que tienen la medida
de tus pasos...
Deja
de suprimirte
en calles que tuvieron
tu repugnancia, tu terror, tu fiebre,
tu amor inmumerable
y mi caricia.
No seas más
el hueco
que nunca me contiene,
la cueva oscura, el crimen
lentísimo e impune
sin pena ni prisión,
que así quiere obtener
la inexistencia
que hoy desea ser plagio
de la tuya.



De "Días para soñar que hemos vivido"
poemario incluido en la "Poesía completa"

sábado, 20 de julio de 2024

Margarita Ferreras. Por la verde, verde oliva

Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón,
llegaron los ojos negros
que te embrujaron de amor.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón.
La sombra color cuchillo
que da el arco de una puerta
cobijaba a una mujer
en largas horas de espera.
El cielo es azul añil
de pinceladas violeta
mientras la cal en el patio
de blancura reverbera.
La calle arriba y abajo
la blanca muerte pasea
con la guadaña en el hombro
y en la boca una azucena.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón,
se acercan los ojos negros
con un hechizo de amor.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón,
llega y abraza con furia
a la mujer deseada
y le da en el corazón
y el hielo de las entrañas.
Los martillazos en el pecho
la van poniendo amarilla,
las piernas se le desmayan
y le amarga la saliva.
Enroscandose ella misma,
el cuerpo de la culebra,
dice con voz de martirio
y al mismo tiempo de entrega.
Yo he visto unos ojos negros
en una cara morena,
si no han de ser para mí
que se los coma la tierra.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón,
ya se van los ojos negros
arrastrando un corazón.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón.



En la antología "Peces en la tierra"


viernes, 19 de julio de 2024

Luisa Sigea. Sintra (Fragmento)

Guardan un sitio las hesperias playas
do, en ebúrnea carroza conducido,
cuando vence la noche al claro día,
su radiante corona el sol estivo 
desciñe, y los corceles fatigados
baña el ponto en los cristales fríos.
Un valle, do murmuran frescas aguas,
cercan peñascos hasta el cielo erguidos,
el mar dominan y tocar parecen
la etérea cumbre tres enhiestos picos.
Y si no orlaran su cabeza nubes,
dijérase que en ellos sostenido,
como en pilares de diamante inmobles, 
del cielo estriba el eternal zafiro.
Moran allí los Faunos saltadores,
y el antro de las fieras escondido
penetra el cazador, de astucia armado,
que hiere con la madre al cachorrillo. 
Sus verdes hojas desplegando el roble
de la intrincada selva en el recinto,
sombra y morada placentera ofrece
a Silvanos y Sátiros lascivos.
El haya crece allí, crece la encina
y el álamo de Alcides escogido,
y el peral, el cerezo y el castaño
con las flexibles ramas del corylo. 
Y otros dones innúmeros, que al hombre
feliz para sustento ha concebido
la bondad de los dioses inmortales,
míranse a breve espacio reducidos.
Allí la rubia Ceres por su mano
enseña a cultivar el sueño opimo,
semillas lanza, y las alegres mieses 
hace luego brotar del surco hendido.
A la siniestra del florido valle
por do al Arctos el mundo está vecino
alegres bastos a la grey balante 
ofrece Pan en campos extendidos.
(...)



En la antología "El canto de la décima Musa.
Poesías del Renacimiento y el Barroco"


jueves, 18 de julio de 2024

Luisa de Carvajal y Mendoza. En el siniestro brazo recostada...

En el siniestro brazo recostada
de su amado pastor, Silvia dormía,
y con la diestra mano la tenía
con un estrecho abrazo a sí allegada.

Y de aquel dulce sueño recordaba,
le dijo: "El corazón del alma mía
vela, y yo duermo. Ay! Suma alegría,
cuál me tiene tu amor tan traspasada.

Ninfas del paraíso soberanas,
sabed que estoy enferma y muy herida
de unos abrasadísimos amores.

Cercadme de odoríferas manzanas,
pues me veis, como fénix, encendida,
y cercadme también de amenas flores".



En la "Antología de poetas españolas.
De la generación del 27 al siglo XV"

miércoles, 17 de julio de 2024

Lucía Sánchez Saornil. Libro

   Tren melodioso
que cruza mil paisajes
Forma    color    música
El tren perfora el tiempo
      agujero de luz
con las aristas de sus hojas claras
Forma   color   música
El alma viaja
En el reloj
         las horas golondrinas
han plegado las alas



De la antología "Peces en la tierra"

martes, 16 de julio de 2024

Leonor de la Cueva y Silva. Hastío

No sé si muero ni si tengo vida,
si estoy en mí, ni fuera puedo hallarme
y tanto olvido cuido de buscarme
que estoy de pena y de dolor vestida.

Dame pesar el verme aborrecida
y si me quieren doy en disgustarme,
ninguna cosa puede contentarme,
todo me enfada y deja desabrida;

ni aborrezco, ni quiero, ni desamo,
ni desamo, ni quiero, ni aborrezco,
ni vivo confiada, ni celosa;

lo que desprecio a un tiempo adoro y amo;
vano portento en condición parezco,
pues que me cansa toda humana cosa.



En "Safo en Castilla"
    

lunes, 15 de julio de 2024

Julia Prilutzky Farny. Nocturno

Ríe con tu sonrisa transparente
y no te angusties más: tú, que no sabes
lo que vendrá... Pequeñas cosas graves
que deben ser, inevitablemente.

Yo sé el curso fatal de la corriente
y el definido rumbo de las aves,
y los títeres-hombres y las claves
del gran titiritero impotente.

Tú no sabes por qué, y te anonada
mi silencio de lámpara volcada
y este temblor vestido de aspereza

que antes de florecer, está marchito.
Yo, que hoy ya sé como será tu grito,
tu anochecida voz y tu tristeza.



De "Intervalo"
En "Antología del amor"

domingo, 14 de julio de 2024

Julia de Burgos. Viaje alado

Hoy me acerco a tu alma
con las manos amarillas de pájaros,
la mirada corriendo por el cielo,
y una leve llovizna entre mis labios.

Saltando claridades
he recogido el sol en los tejados,
y una nube ligera que pasaba
me prestó sus sandalias de aire blando.

La tierra se ha colgado a mis sandalias
y es un tren de emoción hasta tus brazos,
donde las rosas sin querer se fueron
unidas a la ruta de mi canto.

La tragedia del mundo
de mi senda de amor se ha separado,
y hay un aire muy suave en cada estrella
removiendome el polvo de los años.

Hasta mi cara en vuelo
las cortinas del mar se me treparon,
y mis ojos se unieron a los ojos
de todas las pupilas del espacio.

Anudando emociones
sorprendí una sonrisa entre mis manos
caída desde el pájaro más vivo
que se asomó a mirar mi viaje alado.

Por encima del ruido de los hombres
una larga ilusión se fue rodando,
y dio a inclinar la sombra de mi mente
en el rayo de luz de tu regazo.

Como corola al viento,
todo el cosmos abrioseme a mi paso,
y se quedó en el pétalo más rosa
de esta flor de ilusión que hasta ti alargo...

 


sábado, 13 de julio de 2024

Juana de Ibarbourou. Despecho

Ah, que estoy cansada! me he reido tanto,
tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto;
tanto, que este rictus que contrae mi boca
es un rastro extraño de mi risa loca.

Tanto que esta intensa palidez que tengo
(como en los retratos de viejo abolengo),
es por la fatiga de la loca risa
que en todos mis nervios su sopor desliza.

Ah, que estoy cansada! déjame que duerma,
pues, como la angustia, la alegría enferma.
Qué rara ocurrencia decir que estoy triste!
Cuándo más alegre que ahora me viste?

Mentira! No tengo ni dudas, ni celos,
ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos...
si brilla en mis ojos la humedad del llanto,
es por el esfuerzo de reírme tanto...



De "Las lenguas de diamante"

viernes, 12 de julio de 2024

Juana Castro. Señor!!!

Mis seis años, Señor, y ni un almendro.
Ni una copa de luz para mañana,
ni una piel de león para la huida.
Un niño sin sonrisa es un desierto.
Me has barrido de flores
y un huracán siniestro me adelgaza los pies,
y el paladar y el sueño.
La espalda es una curva que sujeta mi madre
y no sé ni llorar, porque el dolor me anegada como un grito.
Mis hermanas están frente a la aurora
con un panal abierto en las rodillas.
Yo me miro las cuencas maduradas 
y te clamo Señor! porque tu nombre verde
es el único tallo que sostengo 
desde que el mar me muerde y me vendimia.



(Del dolor y las alas, 1982)


En "Rojo-Dolor. Antología de mujeres poetas en torno al dolor"

jueves, 11 de julio de 2024

Josefina de la Torre. Mis pies descalzos, de plata...

Mis pies descalzos, de plata.
la orilla muerta del mar
en la playa,
sobre el sudario de arena
mojada.
La noche viuda, enlutada,
se cubre toda de lágrimas.
La luna, mis pies descalzos
de plata, dentro del agua.



En la antología "Peces en la tierra"
    

miércoles, 10 de julio de 2024

Idea Vilariño. Sabés

Sabés 
dijiste
nunca
nunca fui tan feliz como esta noche.
Nunca. Y me lo dijiste
en el mismo momento
en que yo decidía no decirte
sabés
seguramente me engaño
pero creo
pero ésta me parece
la noche más hermosa de mi vida.



En "Poesía completa"
  
 

martes, 9 de julio de 2024

Ida Vitale. Otoño

Otoño, perro
de cariñosa pata impertinente,
mueve las hojas de los libros.
Reclama que se atienda
las fascinantes suyas,
que en vano pasan del verde
al oro al rojo al púrpura.

Como en la distracción,
la palabra precisa 
que pierdes para siempre.



De "Reducción del infinito"
En la antología "Cerca de cien"

lunes, 8 de julio de 2024

Gloria Fuertes. Sondeando el firmamento

Yo sondeo el firmamento
por ver si encuentro
sombras de luces de estrellas
que las lágrimas me sequen.


Yo sondeo el firmamento
por si encuentro
el alma clara de Bécquer.



De "Aconsejo beber hilo"


domingo, 7 de julio de 2024

Gladys Ilarregui. El cubrebocas / The Mask

Entonces, tomé la lámpara, la más pequeña, y fui, en
puntas de pie, hasta el armario. Busqué el libro, sigilo-
samente, pasé hoja por hoja; hasta que todo empezó a
temblar como si estuviera por llegar la muerte, y todo
se quedó inmóvil como si ya hubiese llegado.

Marosa di Giorgio


Esta tarde sin la máscara en la boca pensé en los besos
de las almohadas, los besos de las flores, los besos dados en los libros
apretados y amarillos como esas escenas donde la dicha corre
y en un mundo sin bocas y sin labios, las máscaras parecen ahogar
esos deseos de vivir, tan fuertemente apretados contra el pecho
como un osito dormido, como un punto de separación entre dos
mundos, (darnos las palabras) (darnos las bienvenidas sin labios)
(darnos las risas sin sonrisas) invisibles de los labios,
como quien los pone en remojo como un arroz, una ciruela
como si fueran a vivir debajo del agua, como un alga marina,
como una cosa del pasado.



De "Manifiesto de ruinas y destellos"
   

sábado, 6 de julio de 2024

Gioconda Belli. Conjunción

Afuera
la noche agazapada
aguarda como un tigre
el salto mortal a través de la ventana,
en este recinto donde doliosamente
hago surgir del aire las palabras
me asombra la latente presencia de un beso sobre la pierna.
No hay nadie sólo mi cuerpo solo
mi cuerpo y los cabellos extendidos en imágenes
estoy yo y están ellas
las mujeres sin habla
esas que mis dedos alumbran
esas que la noche se lleva en su aliento de luna.

Mujeres de los siglos me habitan:
Isadora bailando con la túnica
Virginia Woolf, su cuarto propio
Safo lanzándose desde la roca
Medea Fedra Jane Eyre
y mis amigas
espantando lo viejo del tiempo
escribiéndose a sí mismas
sacudiendo las sombras para alumbrar perfiles
y dejarse ver por fin
desnudadas de toda convención.

Mujeres danzan a la luz de mi lámpara
se suben a las mesas dicen discursos incendiarios
me sitian con los sufrimientos
las marcas del cuerpo, el alumbramiento de los hijos
el silencio de las olorosas cocinas, los efímeros tensos dormitorios
mujeres enormes monumentos me circundan
dicen sus poemas cantan bailan recuperan la voz
dice: No pude estudiar latín no pude escribir como Shakespeare.
Nadie se apiadó de mi gusto por la música
George Sand: Tuve que disfrazarme de hombre,
  escribí oculta en el
nombre masculino.
Y más allá Jane Austen acomodando las palabras de "Orgullo y Perjuicio"
en un cuaderno en la sala común de la parroquia
interrumpida innumerablemente por los visitantes.

Mujeres de los siglos adustas envejecidas tiernas
con los ojos brillantes descienden a mi entorno
ellas perecederas inmortales
parecieran gozar detrás de las pestañas
viendo mi cuarto propio
el nítido legajo de papeles blancos
la negra electrónica máquina de escribir
los estantes de libros
los gruesos diccionarios
el cenicero de ceniza
el humo del cigarro.

Yo miro los armarios con la ropa blanca
las pequeñas y suaves prendas íntimas
la lista del mercado en la mesa de noche

siento la necesidad de un beso sobre la pierna.




En una antología
     

viernes, 5 de julio de 2024

Gertrudis Gómez de Avellaneda. A las estrellas

   Reina el silencio: fúlgidas en tanto,
Luces de paz, purísimas estrellas,
De la noche feliz lámparas bellas,
Bordais con oro su luctuoso manto.
   Duerme el placer, mas vela mi quebranto,
Y rompen el silencio mis querellas,
Volviendo al eco, unísono con ellas,
De aves nocturnas el siniestro canto.
   Estrellas, cuya luz modesta y pura
Del mar duplica el azulado espejo;
Si a compasión os mueve la amargura
   Del intenso penar porque me quejo,
Como para aclarar mi noche oscura
No tenéis, ay!, ni un pálido reflejo?




Del libro "La dolorida pasión"

jueves, 4 de julio de 2024

Gabriela Mistral. Todas íbamos a ser reinas

Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucila con Soledad.

En el valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán,

Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.

Con las trenzas de los siete años,
y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidos
en la sombra del higueral,

De los cuatro reinos, decíamos,
indudables como el Korán,
que por grandes y por cabales
alcanzarían hasta el mar.

Cuatro esposos desposarían,
por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores
como David, rey de Judá.

Y de ser grandes nuestros reinos,
ellos tendrían, sin faltar,
mares verdes, mares de algas,
y el ave loca del faisán.

Y de tener todos los frutos,
árbol de leche, árbol del pan,
el guayacán no cortaríamos
ni morderíamos metal.

Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán.

Rosalía besó marino
ya desposado en el mar,
y al besador, en las Guaitecas,
se lo comió la tempestad.

Soledad crió siete hermanos
y su sangre dejó en su pan,
y sus ojos quedaron negros
de no haber visto nunca el mar.

En las viñas de Montegrande,
con su puro seno candeal,
mece los hijos de otras reinas
y los suyos no mecerá.

Efigenia cruzó extranjero
en las rutas, y sin hablar,
le siguió, sin saberle nombre,
porque el hombre parece el mar.

Y Lucila, que hablaba a río,
a montaña y cañaveral,
en las lunas de la locura
recibió reino de verdad.

En las nubes contó diez hijos
y en los salares su reinar,
en los ríos ha visto esposos
y su manto en la tempestad.

Pero en el Valle de Elqui, donde
son cien montañas o son más,
cantan las otras que vinieron
y las que vienen cantarán:

«En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar».




miércoles, 3 de julio de 2024

Eunice Odio. Consumación

Tus brazos
como blancos animales nocturnos
afluyen donde mi alma suavemente golpea.

A mi lado,
como un piano de plata profunda 
parpadea tu voz,
sencilla como el mar cuando está solo
y organiza naufragios de peces y de vino
para la próxima estación del agua.

Luego,
mi amor bajo tu voz resbala,

Mi sexo como el mundo
diluvia y tiene pájaros,

Y me estallan al pecho palomas y desnudos.

Y ya dentro de ti
yo no puedo encontrarme,
cayendo en el camino de mi cuerpo,

Con sumergida y tierna
vocación de espesura,

Con derrumbado aliento
y forma última.

Tú me conduces a mi cuerpo,
y llego,
extiendo el vientre
y su humedad vastísima,
donde crecen benignos pesebres y azucenas
y un animal pequeño,
doliente y transitivo.



De la antología "Breviario de los sentidos"


martes, 2 de julio de 2024

Clara Janés. Primeros pasos, V

De nuevo estoy
lanzada a ser,
sin tiempo.
Infinitos instantes
delante de mis ojos
me dicen
que respiro.
Y me quedo
en el aire,
silenciosa,
rodeada de luz,
sin presentir siquiera
algún vago destino...
Columnas de presencia. 
   
Y mi cuerpo indolente
que recibe su peso
triste,
mudo.
Tanto ser que se impone
negando
ese morir
en el silencio.
Y aunque no quiera siento,
y aunque me rocen mundos
permanezco callada.
Aquí estoy, sí, 
aun 
en mi total ausencia.



De "Las estrellas vencidas"
En "Movimientos insomnes"
   

lunes, 1 de julio de 2024

Ethel Krauze. I

Y de repente, me perdí.
Perdí la brújula,
solté el timón,
me abandonó la diosa;
las huellas de loba
cruzaron senderos errabundos:
desemboqué en el mismo lecho
      oscuro y frío, tembloroso,
el mismo cuerpo,
la misma posición
      de rata en su guarida;
oyendo mi respiración,
conteniendo el sollozo,
burlando pasadizos al abismo,
suplicando ayuda a los escuchas de la nada.

Dónde quedó mi grito,
sepultado en la memoria de la antigüedad?
Mi lengua voraz, de doble filo,
mi saliva sanadora,
mi corazón indómito de cazadora,
mi piel de corza,
mi vuelo de paloma en celo?

Quién soy
      sin nadie más que yo?
Una mujer perdida
con los ojos abiertos
      al horror de estar aquí,
arrojada al mundo,
sin pan,
      sin agua
      sin cobija;
ahogándome en mí misma,
repitiendo el ritual
de la mujer perdida,
esperando,
esperando...

Esperando un cordel,
un clavo
una señal
un puño de maíz
un beso;
un globo
un pañuelo
un cáliz
un perdón
      otra mejilla
otro dolor en el costado
otro vestido nuevo
otro banquete de moronas
otra corona de cartón
otro camión de la basura
otro escalón al precipicio;
      otro,
      otro,
      otro,
otro que la contenga
alguien que le cuente los dedos,
que le compre un rebozo
que la peine,
que le escriba un poema,
      que la encuentre!



De "La otra Ilíada"