miércoles, 31 de enero de 2024

Mercedes Pinto. Hora serena

Un momento en la lucha de mi vida,
un instante de calma en la pelea
voy a ofrecerte,
con las manos unidas como entonces.
Como entonces te acuerdas?
cuando besabas en mis dedos juntos
que un ramo de capullos parecían...

Cómo recuerdo nuestro amor de España...!
Llegabas por las tardes...
Versos...? Versos y amor, y sol, y fuego...!
Después... horas de lucha que llegaban;
fantasmas de pasión; ojos endurecidos
horadando el misterio...

Te acuerdas, di, te acuerdas de las horas
y cómo las rompía con mi charla
para darte minutos de alegría,
del reloj pavoroso de mi vida...?
-"No importa! nada importa!" - te decía,
y mis versos volaban a tus manos
y retemblaba el aire con mi risa.
Comimos fruta y miel; bebimos agua
del manantial sonoro que escapaba
como una irisación de pedrería
de tu pecho y el mío.
Cantamos a la vida,
jugando a las esquinas con la suerte,
y, enredada en mi risa,
levantamos bandera en los caminos
más áridos y duros,
cantando por el mundo "independencia".

Tus besos en mis manos
puedes dar hoy sin el temor de entonces.
Te ofrezco este descanso en la pela;
este alto en el camino; este minuto
de paz.

Tienes el alma
con el aroma aún de aquellos días?
Pues ven. Yo estoy igual:
Tengo versos y frutas.
Agua y miel.
Y todavía tengo más: un arca
rebosando recuerdos y alegrías,
dolores y tragedias...
Siéntate aquí. Voy a contarte cuentos,
que ya no sé si son...



De "Cantos de muchos puertos"

martes, 30 de enero de 2024

Miyó Vestrini. Testamento

A quién dejarás tus cosas cuando te mueras?
Con los ojos absolutamente abiertos,
cae un golpe de sol sobre la cesta de frutas.
La primavera no es predecible.
Deja,
yo haré la lista y enviaré las cartas.
Y si no puedes dormir,
habrá tiempo para encerar la mesa del comedor.
Falta jabón para lavar,
las naranjas están podridas,
la bañera llena de pelos y grumos.
Nadie,
que yo conozca,
ha deliberado sobre su desaparición.



De "Valiente ciudadano"
     

lunes, 29 de enero de 2024

Natalia Sosa. Muchacha sin nombre

No me llamo Natalia.
Jamás nací. 
O si nací fue muerta.
El sol extendía sus primeros rayos 
por una madrugada fatídica de marzo.
Más no era yo la que su luz bebía.
Yo no existí jamás.
A lo sumo fui venas, manos, sangre,
un corazón pequeño y precintado,
pero no fui jamás destinada a ser alguien.
Mi nombre, yo, Natalia,
estará inscrito en un papel cualquiera,
en labios que no saben lo que hablan,
en tardes remotísimas y ausentes,
acaso,
en el tiernísimo corazón de alguien.
Más yo, yo no soy yo.
No soy Natalia.



De "Muchacha sin nombre y otros poemas"
En "No soy Natalia"

domingo, 28 de enero de 2024

Olga Orozco. "Pavana para una difunta"

a Alejandra Pizarnik

Pequeña centinela,
caes una vez más por la ranura de la noche
sin más armas que los ojos abiertos y el terror
contra los invasores insolubles en el papel en blanco.
Ellos eran legión.
Legión encarnizada era su nombre
y se multiplicaban a medida que tú te destejías hasta el último hilván,
arrinconándote contra las telarañas voraces de la nada.
El que cierra los ojos se convierte en morada de todo el universo.
El que los abre traza la frontera y permanece a la intemperie.
El que pisa la raya no encuentra su lugar.
Insomnios como túneles para probar la inconsistencia de toda realidad;
noches y noches perforadas por una sola bala que te incrusta en lo oscuro,
y el mismo ensayo de reconocerte al despertar en la memoria de la muerte:
esa perversa tentación,
ese ángel adorable con hocico de cerdo.
Quién habló de conjuros para contrarrestar la herida del propio nacimiento?
Quién habló de sobornos para los emisarios del propio porvenir?
Sólo había un jardín: en el fondo de todo hay un jardín
donde se abre la flor azul del sueño de Novalis.
Flor cruel, flor vampira,
más alevosa que la trampa oculta en la felpa del muro
y que jamás se alcanza sin dejar la cabeza o el resto de la sangre en el umbral.
Pero tú te inclinabas igual para cortarla donde no hacías pie,
abismos hacia adentro.
Intentabas tocarla por la criatura hambrienta que te deshabitaba.
Erigías pequeños castillos devoradores en su honor;
te vestías de plumas desprendidas de la hoguera de todo posible paraíso;
amaestrabas animalitos peligrosos para roer los puentes de la salvación;
te perdías igual que la mendiga en el delirio de los lobos;
te probabas lenguajes como ácidos, como tentáculos,
como lazos en manos del estrangulador.
Ah los estragos de la poesía cortándote las venas con el filo del alba,
y esos labios exangües sorbiendo los venenos en la inanidad de la palabra!
Y de pronto no hay más.
Se rompieron los frascos.
Se astillaron las luces y los lápices.
Se desgarró el papel con la desgarradura que te desliza en otro laberinto.
Todas las puertas son para salir.
Ya todo es al revés de los espejos.
Pequeña pasajera,
sola con tu alcancía de visiones
y el mismo insoportable desamparo debajo de los pies:
sin duda estás clamando por pasar con tus voces de ahogada,
sin duda te detiene tu propia inmensa sombra que aún te sobrevuela en busca de otra,
o tiemblas frente a un insecto que cubre con sus membranas todo el caos,
o te amedrenta el mar que cabe desde tu lado en esta lágrima.
Pero otra vez te digo,
ahora que el silencio te envuelve por dios veces en sus alas como un manto:
en el fondo de todo hay un jardín.
Ahí está tu jardín,
Talita cumi.




De "Mutilaciones de la realidad"
En "Poesía completa"
      

sábado, 27 de enero de 2024

Piedad Bonnett. Pozo

Así
como un silencio cabe dentro de otro silencio

de repente el vacío se abisma a otro vacío
y del dolor caemos al dolor.

Ya no hay afuera entonces.

Apenas si podemos respirar nuestro aire
pues volvemos a ser oscuros animales
que nadan en el pozo de la entraña

como antes de nacer
                o de morir



De "Los habitados"
    

viernes, 26 de enero de 2024

Pilar de Valderrama. Aquel jardín

A Antonio Machado
 

Jardín paradisíaco y perdido,
cuántas y cuántas veces te he soñado.
Dentro del corazón te me has quedado
como queda un recuerdo muy querido.
   
Tanto estás en mi mente revivido
que es ya presente lo que fue pasado.
Y parece que el tiempo se ha parado
para que tú no caigas en mi olvido.
   
Paraje de gorjeos y de aromas.
Del borbotar sonoro de la fuente. 
Del viento que en la fronda es un rumor.
   
Toda la vida que tuviste tomas
cuando al cerrar los ojos lentamente
surges, fresco y lozano, en mi interior.



En "Evocación"

jueves, 25 de enero de 2024

Pita Amor. XXII

Al fuego, al temible fuego,
al que todo lo devora
con su violencia invasora,
ya sin temores me entrego.
Polvo hará de mí, más luego
que me convierta en ceniza,
esta lumbre advenediza 
tendrá el fin que ha provocado:
mi polvo habrá exterminado
el fuego que me esclaviza. 



De "Polvo"

miércoles, 24 de enero de 2024

Rosalía de Castro. Llévame a aquella fuente

Llévame a aquella fuente cristalina
donde juntos bebimos
las purísimas aguas que apagaron
sedes de amor y llamas de deseos.
Llévame de la mano como antaño...
Mas no, que tengo miedo
de ver en el cristal
la sombra de aquel negro
desengaño sin cura ni consuelo
que entre los dos puso el tiempo.



En la Antología de Poetisas españolas
Tomo I: hasta 1900

martes, 23 de enero de 2024

Rosario Castellanos. Al pie de la letra

Desde hace años, lectura,
tu lento arado se hunde en mis entrañas,
remueve la escondida fertilidad, penetra
hasta donde lo oscuro -esto es lo oscuro: roca-
rechaza los metales con un chispazo lívido.

Plantel de la palabra me volviste.
No sabe la semilla de qué mano ha caído.
Allá donde se pudre
nada recuerda y no presiente nada.

La humedad germinal se escribe, sin embargo,
en la celeste página de las constelaciones.
Pero el que nace ignora, pues nacer es difícil
y no es ciencia, es dolor, la vida a los vivientes.

Lo que soñó la tierra
es visible en el árbol.
La armazón bien trabada del tronco, la hermosura
sostenida en la rama
y el rumor del espíritu en libertad: la hoja.

He aquí la obra, el libro.

Duerma mi día último a su sombra.




En una antología poética
    

lunes, 22 de enero de 2024

Serafina Núñez. La vida nos penetra

Vienes oh noche con tu extraño hechizo
a los umbrales de mi reino oculto
en su misterio rindo sueño y culto,
y soy la sierva de su eterno friso.

Ella nos ata a su precioso mito
cuando la luna rinde luz de ocaso,
vibrando en la ternura el infinito
ardo de asombro por mi gozo escaso!

Más tú empiezas, albura, eres quimera
de amor; un delicado azul me deja
y pierde su velar aunque no quiera

en canción de guitarra que se aleja,
pero cambiamos nuestra diaria queja...
la vida nos penetra: es primavera.



De "Tierra de secreta transparencia"


domingo, 21 de enero de 2024

Silvina Ocampo. En la arena

Un día moriré de saber todo
lo que no me gustaba y hoy me gusta
o lo que me asustaba y no me asusta.
Un día moriré de cualquier modo,
quiero jugar por eso hoy a estar muerta,
sin ávidos gusanos y sin pena,
cubierta como fruta por la arena
en esta playa para mí desierta.
Nada preguntará según mi afán inerte.
Veré tu faz mojada. Eres mi orilla
marítima con luz toda amarilla
sin el agudo miedo de perderte
entre los caracoles y la sal
donde estoy reclinada ya sin mal.



De "Lo amargo por dulce"
En "Poesía completa"



sábado, 20 de enero de 2024

Sofía Casanova. La amada

Que leyeras, mi amor, te suplicaba;
tu voz el romancero revivía,
y Manrique sus cuitas nos decía
y Quevedo, riéndose, lloraba.

Del amor los latidos acallaba
en nosotros, la hispana poesía,
y la tarde, piadosa, que moría,
con un rayo de sol nos enlazaba.

Yo prefiero a las trovas tu presencia,
y tú, con irritada displicencia,
cerrado el libro tienes en la mano.

Parte ya, siendo Dios en el contento
de haber hecho divino un sentimiento
que fué sensual, imperativo, humano.



En "Safo en Castilla"

viernes, 19 de enero de 2024

Sor Juana Inés de la Cruz. Amor prisionero

Detente, sombra de mi amor esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penoso vivo.

Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu sombra fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho,
si te labra prisión mi fantasía.



En "Safo en Castilla"
     

jueves, 18 de enero de 2024

Teresa Wilms Montt. Preliminar

   Al ofrecer estas páginas al lector, no he pretendido hacer literatura. Ha sido mi única intención la de dar salida a mi espíritu, como quien da salida a un torrente largamente contenido que anega las vecindades necesarias para su esparcimiento.
   Escribo como pudiera reír o llorar, y estas líneas encierran todo lo espontáneo y sincero de mi alma.
   Allá van ellas, sin pedir benevolencias ni comentarios: van con la misma naturalidad que vuela el pájaro, como se despeña el arroyo, como germina la planta...



De "Inquietudes sentimentales"

miércoles, 17 de enero de 2024

Violeta Parra. La lavandera

Aquí voy con mi canasto
de tristezas a lavar,
al estero del olvido,
déjen, déjenme pasar.

Lunita, lunar,
no me dejes de alumbrar.

Tu cariño era el rebozo
y nos abrigo a los dos,
lo manchaste una mañana
cuando me dijiste adiós.

Lunita, lunar,
no me dejes de alumbrar.

En la corriente del río
he de lavar con ardor
la mancha de tu partida
que en mi pañuelo dejó.

Lunita, lunar,
no me dejes de alumbrar.

Soy la triste lavandera
que va a lavar su ilusión,
el amor es una mancha
que no sale sin dolor.

Lunita, lunar,
no me dejes de alumbrar.



De "Violeta del pueblo"

martes, 16 de enero de 2024

Winett de Rokha. Rueda de fuego sin lagrimas

Era el tiempo inmóvil de la flor del Jacinto;
(cuando yo era como las manzanas).

Y tú viniste, como todas las cosas,
que se encienden en el universo:
las tempestades, las sombras de la vida.

Y sin embargo...
venía tan nueva la composición de caminos de bronce
que andabas edificando.

Mirándote te conocí, amándote, oh! amándote
encontré el evangelio
de mi alma, ya cansada antes de ser.

Y sigo inquiriendo, y sigo esperando
arrancar de tu espíritu la razón de mi angustia;
sabiendo que me has dado todo lo que trajiste de la muerte,
sabiendo que defines mis pupilas de carbón piedra,
sabiendo "que moriré llamándote"...



De "Fotografía en oscuro"

lunes, 15 de enero de 2024

Yolanda Pantin. Escribir

No hay ninguna
pretensión
en este intento,
   
si antes era así,
ahora
   
viene y queda
el gesto
   
igual a 
   
cuando niña
dibujaba
   
por placer 
y no dormía
hasta pintar
   
lo que pensaba
   
y era un mundo
que se hizo
con los años
   
garabato,
torcedura.



De "Lo que hace el tiempo"

domingo, 14 de enero de 2024

Pilar Romero Burgos. Amanece

El mundo real me espera.
Hay unas pautas diarias que debo repetir
para trazar el límite del sueño.
Por la abierta ventana penetra el aire fresco
y el especial latido de las calles.
Perdido allá en lo alto, un trozo azul de cielo.
Enfrente, sin remisión, el muro.



De "Estancias prohibidas"

sábado, 13 de enero de 2024

Dolores Catarineu. El círculo quieto...

El círculo quieto, 
el péndulo en movimiento;
mi vida pasa, va en el aire, 
baja a la nada, 
vuelve rápida; pausa. 

El círculo hermético, 
el péndulo inquieto;
basta aquí, hasta ahí...
no más, no más; pasa el pájaro
se detiene el tiempo. 

El círculo más pequeño, 
el péndulo lento, 
el tiempo incierto!



Otros poemas
En "Ausencia"
   
   

viernes, 12 de enero de 2024

Noni Benegas. Entro y salgo...

Entro y salgo, 
incursiones en una lengua ajena

golpes de tambor con bambús ajados
que a nadie llaman. 

De pie, a punto de fuga
apenas ojeo 
un tiempo pasado de mayor alcurnia. 

No sé dónde cae este trozo
y se quiebra en otros pequeños

cómo se desliza,
si escurre o es absorbido por mi cuerpo
o se seca... chorreando
y luego invisible se pierde. 

Nada cruje ni babea, nada forma galaxia
como un poema de Stevens
o una casualidad de William Carlos Williams.

No hay Sharon Olds,
solo viejas que cruzan las piernas 
y nada entre ellas. 



De "Falla la noche"


jueves, 11 de enero de 2024

Irma Pineda. La nostalgia

La nostalgia no se hace agua bajo los pies
no se sube al lomo de ningún caballo
que la lleve lejos del corazón
Se queda aquí
aferrada
asida a la doliente carne
se bebe la lágrimas
y nos alborota la sangre.

La nostalgia no se marcha
como el agua de los ríos
se vuelve un mar
que nos arrastra implacable.



En "Sombra roja. Diecisiete poetas mexicanas (1964-1985)"



miércoles, 10 de enero de 2024

Florencia del Pinar. Canción IV

   Hago de lo flaco fuerte, 
voy a lo más peligroso,
quiero volver a la muerte,
puedo huir y no oso.
   La voluntad me condena
y en ello consiente amor,
donde por haberle temor 
hago del hilo cadena. 
No contradice mi suerte,
voy a lo más peligroso,
quiero volver a la muerte,
puedo huir y no oso.



En "Poéticas. Antología de mujeres del siglo XVI"


martes, 9 de enero de 2024

Teresa de Cepeda y Ahumada. Octava

Dichoso el corazón enamorado
que en solo Dios ha puesto el pensamiento,
por Él renuncia todo lo criado,
y en Él halla su gloria y su contento.
Aun de sí mismo vive descuidado,
porque en su Dios está todo su intento, 
y así alegre pasa y muy gozoso
las ondas de este mar tempestuoso.



De "Poéticas. Antología de mujeres del siglo XVI"


lunes, 8 de enero de 2024

Amaranta Caballero Prado. Este país es bueno para trabajar y para esconderse debajo del trabajo

I

La circunferencia de una plaza enorme
jaspeada de blancas,
            blancas ratas
es el entorno.
No,
es el contexto.
No,
el marco teórico.
No.

Nada de eso.

El entorno es naturalmente una pesadilla.

Es mi hogar.



En "Sombra roja. Diecisiete poetas mexicanas (1964-1985)"

domingo, 7 de enero de 2024

Ana María Drack. Escribir a estas horas...

Escribir a estas horas
mientras los otros duermen
es algo que me gusta,
resulta clandestino,
parece que le robo
a la noche sus ideas
o que aprovecho el tiempo
como una hormiga atómica.
Lleno los ceniceros de colillas,
tabaco que consumo arreglando
Los problemas de siempre.
Otras veces es solo
pensar en voz muy baja
si mañana hay proyectos
de vivir con paciencia.


De "Poemas con patatas y una margarita"


sábado, 6 de enero de 2024

Claribel Alegría. Cada vez

Cada vez
que los nombro 
resucitan mis muertos.



De "Saudade"


viernes, 5 de enero de 2024

Concha Lagos. Mañana

Asustadizos nadadores
clavamos en la orilla sueño y ancla.
Niños falderos 
asidos a la madre,
gorrioncillos de vuelo corto
piando estremecidos. 
   
Todo es mañana.
Ningún pájaro supo de alas tan prodigiosas,
de vuelo tan audaz.
   
Libres a pleamar, a pleno cielo.
Libres!
Una luz cenital va a desvelarnos 
la tanta sinrazón del oleaje,
que una y mil veces
nos arrojó sobre la orilla.
   
Mañana!
Su espuma reluciente veo,
su luz, nimbándonos de un nuevo iris, 
hasta saber la escala de ignorados colores.
   
Hablándonos a todos,
tal vez mañana oigamos 
el silencio de Dios.


De "Teoría de la inseguridad"


jueves, 4 de enero de 2024

Ana Istarú. Autobiografía

   Soy una sombra diminuta 
entorpeciendo la vasta cavidad del tiempo.
   
   Y mis deseos son los rasguños 
que florecen en la pared fecunda
de su vientre de húmedo barro.
   
   Un destello de soles, instantáneo, 
ciego, será mi cuerpo.
   
   Y no habrá quien me recuerde,
a mí, polvo de luz, dorado y muerto.



De "Palabra nueva"
En "La Estación de Fiebre y otros amaneceres"

miércoles, 3 de enero de 2024

Sara Torres. De niña yo soñaba...

De niña yo soñaba
con caminar acompañada
por un pequeño animal
que fuera mi amigo

si me lo ponían delante
empujaba el carricoche 
con la muñeca pelirroja

me gustaba el juego del cuidado
le daba de comer
cambiaba sus pañales
replicando los gestos
que tan recientemente
habían hecho conmigo

luego, en ausencia de juguetes
y rituales de género
ataba la cajetilla de ducados
de mi madre 
a un cordel largo

la sacaba a la calle
la paseaba 
la llamaba cariño



De "Deseo de perro"


martes, 2 de enero de 2024

Pino Betancor. A mis viejos libros

Volver a los diecisiete
después de vivir un siglo
Violeta Parra

Volver a los diecisiete
es regresar a vosotros,
mis viejos, amados libros.
Es reencontrar a Colette,
grandes ojos, risa abierta.
   
Joven hasta en la vejez.
Es descubrir a D'Annunzio
recorriendo los salones
de un palacete italiano.
Terciopelo, sedas, lujo.
   
Y a Mimí Bluette, de Verona.
Frágil, dulce bailarina.
Atravesando desiertos,
buscando un amor perdido
entre metrallas y auroras.
   
De Rabindranath Tagore
la India inmensa y misteriosa.
Perfumadas flores blancas 
me llegan entre sus hojas. 
Y un Suave viento del Este

de Pearl S. Buck viene y me envuelve
con su perfume oriental.
Henry Barbusse en Sucesos
me presenta a Luisa Michel,
maestra y revolucionaria,
   
tan tierna y dura a la vez.
De Stebdhal su Rojo y negro.
La pasión devoradora 
de dos seres abrasados
que me hacen estremecer.
   
Ay, tantos libros lejanos.
La sirena... de Casona.
Las flores... de Baudelaire.
Platero... de Juan Ramón.
Y Bécquer. Y Turgueniev.
   
Después vendrán los otros.
Poetas y narradores.
Los mensajeros de sueños,
de la belleza y la vida.
En Pablo Neruda encuentro, 
   
junto a sus ojos lejanos,
20 poemas de amor
y un amor desesperado.
García Lorca lleva
todo el sol de Andalucía 
   
sobre su frente morena,
y en sus ojos la alegría.
Ay, Federico García:
Verde que te quiero verde
con la risa entre los labios,
   
el corazón te rasgaron 
los fusiles de la muerte.
Miguel Hernández tenía 
los ojos grandes y claros.
Señor de los limoneros.
   
Pastor de los cielos altos.
Y Rafael me regala
de Cádiz un mar azul
y un pedacito de playa,
y el canto de un marinero.
   
En Walt Whitman descubro
una voz hecha bosque
en sus Hojas de hierba.
Savia nueva en sus manos
solidarias de hombres.
   
De América Latina,
con nombre de mujer,
llegan las voces claras
de Juana y Alfonsina,
de Delmira y Gabriela,
   
y aquella que llamaban 
Juana Inés de la Cruz,
félix de las Américas. 
Todas van regresando,
volviendo a mi memoria.
   
Después, en el camino,
otras fueron llegando.
Con nombres diferentes,
y con distintas voces.
Todas me han ido dando
   
su riqueza escondida
como piedras preciosas.
Y es tan intensa y clara
que nada es comparable
a la luz que me entregan. 
   
Porque los libros dejan
su perfume en mis manos,
y son dulce presencia
de otras vidas vividas.
   
Volver a los diecisiete 
es regresar al pasado
y encontrarme con vosotros 
en el silencio, esperando.



De "Las dulces viejas cosas"
En "Sombra de rebeldía"
    

lunes, 1 de enero de 2024

Piedad Bonnett. Miserias de la palabra

Cuando
irremediablemente debo detenerme 
en tu umbral,
allí donde comienzas, donde acabas,
donde quiere
sembrar mi fuego un incendio indomable,
la palabra es apenas una muleta rota,
una pobre agonía aleteando.
   
Y si en la plana miseria de los días 
entra a saco la muerte, 
abrupta siempre, como un toque a la puerta
en una madrugada,
y sin embargo
el sol cumple su cita sin hacer aspavientos 
y el estornino canta sobre el árbol,
como un puño que pega a una pared
inútil nace la palabra, y sorda.
   
Y si de pronto
un viejo olor inaugura la tarde
y ese niño que eras te saluda 
azul desde su eterno paraíso, 
y no logras saber cómo era el rostro
de tu padre, en su siesta o en su hora,
la palabra
cómo tartamudea, cómo tiembla
como una brújula que ha perdido el norte. 
   
Si la luna es tan luna
que sube la marea del corazón, 
naufraga la palabra.
   
Si la mirada 
roza la piel y hace nacer el deseo,
se quema la palabra.
   
Si Dios tira sus ases,
trampea alegremente en tus narices,
escapa la palabra.
   
Y sin embargo,
para llamar la luna,
para hablar del deseo,
para llorar a Dios,
como una vieja meretriz desnuda
impúdica se ofrece la palabra. 



De "Nadie en casa"
En "Lo terrible es el borde"