Asustadizos nadadores
clavamos en la orilla sueño y ancla.
Niños falderos
asidos a la madre,
gorrioncillos de vuelo corto
piando estremecidos.
Todo es mañana.
Ningún pájaro supo de alas tan prodigiosas,
de vuelo tan audaz.
Libres a pleamar, a pleno cielo.
Libres!
Una luz cenital va a desvelarnos
la tanta sinrazón del oleaje,
que una y mil veces
nos arrojó sobre la orilla.
Mañana!
Su espuma reluciente veo,
su luz, nimbándonos de un nuevo iris,
hasta saber la escala de ignorados colores.
Hablándonos a todos,
tal vez mañana oigamos
el silencio de Dios.
De "Teoría de la inseguridad"
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