Vienes oh noche con tu extraño hechizo
a los umbrales de mi reino oculto
en su misterio rindo sueño y culto,
y soy la sierva de su eterno friso.
Ella nos ata a su precioso mito
cuando la luna rinde luz de ocaso,
vibrando en la ternura el infinito
ardo de asombro por mi gozo escaso!
Más tú empiezas, albura, eres quimera
de amor; un delicado azul me deja
y pierde su velar aunque no quiera
en canción de guitarra que se aleja,
pero cambiamos nuestra diaria queja...
la vida nos penetra: es primavera.
De "Tierra de secreta transparencia"
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