Ay! Cuando los hijos mueren,
rosas tempranas de abril,
de la madre el tierno llanto
vela su eterno dormir.
Ni van solos a la tumba,
ay!, que el eterno sufrir
de la madre sigue al hijo
a las regiones sin fin.
Más cuando muere una madre,
único amor que hay aquí;
ay!, cuando una madre muere,
debiera un hijo dormir.
En "Rojo-Dolor. Antología de mujeres poetas en torno al dolor"
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