miércoles, 25 de septiembre de 2024

Ethel Krauze. III

Una mujer tiene que practicar la llamada
      o el conjuro:
su combativa sangre
guarda los atributos del torbellino
o la polvareda.

Tiene que aprender el camino de regreso
a la casa de la Madre Salvaje
cuando se apague el fuego.
Saldremos, hermanas,
cuando se apague el fuego,
saldremos cantando
      hacia el caldero de la bruja sabia.
Que nos encienda el hueso de los ojos
con su antorcha de alas,
con sus garras
y su sombrero de media luna en la tiniebla.
Que nos encienda el musgo de las manos dormidas,
que nos enseñe cómo se parte el pedernal
      y se lanza en el aire
tejiendo un relámpago imborrable.



De "La otra Ilíada"


No hay comentarios:

Publicar un comentario