He perdido mi sombra con el sol de las doce
y he recorrido el campo sola hasta el mediodía
he dejado en ayeres lo que yo más quería
y en mitad del camino se me ha perdido el goce.
Mi corazón se niega a que se le despoje
de esa inmensa largura que tiene todavía,
y espera que la noche se duerma en lejanía
sin herirle sus sueños al más peuqeño roce.
La vida que uno vive se la teje inventando,
y aunque la verdad falte o se nos rompa el hilo
hay que seguir forjando con ahinco la trama,
porque si se nos marcha la sombra desangrando
nos quedaremos sólo en inquieto filo
de una luz o una sombra, de un ayer o un mañana.
De la antología de poetisas españolas
Tomo II
de la editorial Torremozas
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