Del huracán espíritu potente,
Rudo como la pena que me agita!
Ven, con el tuyo mi furor excita!
Ven con tu aliento a enardecer mi mente!
Que zumbe el rayo y con fragor reviente,
Mientras -cual a hoja seca o flor marchita-
Tu fuerte soplo al roble precipita
Roto y deshecho al bramador torrente!
Del alma que te invoca y acompaña,
Envidiando tu fuerza destructora,
Lanza a la par la confusión extraña.
Ven..., al dolor que insano la devora
Haz suceder tu poderosa saña,
Y el llanto seca que cobarde llora!
Del libro "La dolorida pasión"
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