Todos tienen algún objeto precioso que ofrecer:
un cuenco de agua negra en que mirarse,
la piel recién curtida de un leopardo,
un hijo o un potro amado por los vientos.
Pero yo nada tengo salvo
las huellas de mis pies desnudos
en la tierra.
De "Hainuwele"
En "Hainuwele y otros poemas"
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