A Manuel Gonzalez Sosa
Ya no quiero ser la mujer triste,
me cansé del cantar de la tristeza,
de sepultar los años que me viven,
de, invariable, vestir de color negro.
No pediré perdón si me hacen daño
ni nunca ya será la compasión
mi eterna compañera.
Si marzo me creó, era la primavera!
Por qué voy a ser yo quien me retorne a otoño
soñando que soy ave, o árbol, o sendero?
Quiero a los ojos mirarme abiertamente,
ver el gris de mi pelo y alegrarme,
caminar por las calles y escucharme,
vibrar de amores llena.
Ya nadie dejaré que reconozca
que tengo un corazón tan vulnerable!
Indiferente y plena, ausente del dolor,
distante de lo bello, soberbia de ambición,
devolveré el amor al desamor supremo.
Que la luz me hará falta mientras tanto?
Que no podré vivir sin voz ajena?
Que volverá el recuerdo alguna tarde?
Que lloraré, tal vez, la misma pena?
Qué importa! Afilaré mis garfios
y alertaré mis dedos. Y, si alguien,
de nuevo, me suplica: extiéndeme la mano,
compañera, aclárame la sombra,
se volverá mi rostro indiferente,
indiferente y nuevo.
De "Autorretrato"
En "No soy Natalia"
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