Huyendo de mí misma salgo por la ventana,
desde dentro del cuarto
me contemplo volar instalada en el viento.
Voy nadando en el aire
hacia las nubes, jubilosamente,
quebrando levemente la cintura
cambio el rumbo del vuelo
y me lanzo en picado hacia los árboles,
los tejados, las gentes
y les paso rozando y me elevo de nuevo.
Una bandada de aves piando estrepitosa
atraviesa la tarde.
Me confundo con ellas y giro enloquecida,
embriagada de bochorno y de ruido
en el cielo rojizo del verano.
Me contemplo a mí misma
acodada sin fuerza en la ventana.
De "Estancias prohibidas"
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