La lengua resplandece por el aire. La tierra es víctima de la violenta llama. Devora. Tras el silencio, un balbuceo toma la forma y la destruye. Es la luz la que corrompe el infierno. La luz cuya herencia de ceniza forma el alfabeto legible de los cegados.
En "Sombra roja. Diesiete poetas mexicanas (1964-1985)"
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