A Blanca Chacel
Si ese argonauta muerde tus tobillos,
ese que de Saturno, gris, desciende.
Si el enjambre ancestral ante ti extiende
el mármol pez, de sus clamantes brillos.
Y el albatros insomne, de amarillos
ijares, que el Simún en ira enciende,
bate su calva intrépida y emprende,
tinto en furor, la lid de sus anillos.
No temas, el olivo es justiciero
como un tamiz de estrofas algebráicas
y en el dechado azul los duelos huyen.
El flauto, fiel al hombre, es el primero
y las tulipas que hoy extingue arcáicas
el invierno, otro día en ti confluyen.
De "A la orilla de un pozo"
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