Salve, silenciosamente.
Tú sabes ya
qué cruces van a marcar tu tumba,
cruces que por lo visto ya desbastas.
Sus astillas no permiten que olvides
que, como deberías, no te has muerto.
Sobre todo no olvides no olvidar lo que mata,
lo que invade tu mente, la mansilla:
los astrosos desastres,
los móviles ajenos,
las fórmulas inmóviles
en la inexactitud de toda historia.
Una espina es una espina es una espina
y dura mucho más que la rosa precaria.
De "Léxico de afinidades"
En la antología "Cerca de cien"
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