Nos movió el mismo dolor...
la misma espina clavada...
la misma fuerza de amor...
Tú en tu tierra desterrada,
y yo en destierro mayor,
un cantar son nuestras vidas
-canto entre queja y clamor-.
Tú en tu norte, ensimismada,
siempre allí, siempre contigo...
entre tu lluvia encerrada,
al sueño daba abrigo.
Y tu soñar expandía
para los siglos, sonoro.
Tu fina melancolía
era una montaña de oro.
Mi existir es diferente;
de acá para allá movida
Cien fronteras vio mi frente...
un caminar es mi vida...
pero como tú, la tierra,
mi tierra llevo en mi herida.
(Poemas de la Guerra Civil y del exilio, 1936-1948)
En "Rojo-Dolor. Antología de mujeres poetas en torno al dolor"
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