A Carmen Conde
Nos viene desde allí,
desde madres y abuelas maniatadas.
Teresa lo aceptaba con su santa paciencia,
pero la rebeldía se le escapaba a vuela pluma,
en trance de volverse paloma mensajera.
Con paloma o sin ella nos dejó su mensaje,
su "borrachez divina"
y la manera de allanar torpezas,
de borrarles de un soplo, con beneplácito y sosiego,
las inseguridades.
Lo importante se salva,
náufragos que, a brazadas de fe,
ganan la orilla.
Así, lo destinado a ser lo nuestro
se enmienda y endereza huyendo las demoras.
Digamos que hay que andarse vigilante,
saber la singladura.
Entre cuatro paredes la mujer puede, a veces,
un continente navegar.
Lo importante se salva si hay arraigo,
si la hondura perfora las entrañas.
Un mal dañoso hallar puede remedio en ocasiones (en ocasiones solo),
más allá del temor, contra razón incluso.
Lo que cuenta es limarle las aristas
hasta a los malos vientos,
atinar con la causa
echando mano, si preciso fuera,
a nuevas invenciones.
De "Teoría de la inseguridad"
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